Por: Laura Pinzón
Hablar de comunicación resulta un poco complejo por la cantidad de pragmatismo mediático y evolución de la misma, además, por la complejidad actual que requiere el uso asertivo de la misma. Las investigaciones y diferentes profesionales a nivel mundial que trabajan en dicho nicho, pueden tener, a su vez, múltiples variantes. Por tanto, resalto dos ideas que dan luz frente a la acertiva construcción de la misma: la primera de Daniel Scheinsohn expuesta en su libro de finales de los 80 “Comunicación Estratégica”, y segundo, el concepto en cuestión de cara más hacia lo corporativo.
Por tanto, una buena comunicación permite desarrollar con eficacia la intención del mensaje emitido. En la actualidad, los medios sociales son el fundamento mediante el cual construimos sociedad; las redes sociales han marcado un hito en materia de difusión masiva debido a su alcance, características e impacto. Estas son utilizadas tanto por individuos -“ciudadanos del mundo”- que permiten una comunicación dinámica.
Es por ello, que cabe mencionar la importancia de tener, como lo llama Scheinsohn, una “visión global” de la comunicación, alejándola de la inmediatez que brinde la publicidad y la tendencia en redes, para enfocar el propósito del mensaje a una una aplicación netamente estratégica que permita cumplir la obtención de objetivos, sea como táctica o estrategia.
Así pues, para que el mensaje sea efectivo y no se caiga en el juego de la desinformación, los diferentes profesionales encargados de generar con responsabilidad un mensaje, deben realizar medición en redes sociales, tener claro que la profesionalización constante no debe verse truncada por el protagonismo mediático, conseguir un presupuesto que ayude a fortalecer el propósito comunicativo y definir objetivos de cara a resultados palpables que terminan en una estrategia de comunicación asertiva, que genere impacto y cumpla con códigos éticos de la responsabilidad de informar.