La sospechosa relación entre grandes capitales y el Gobierno es el tema más esencial a revisar para acabar la inequidad social, la corrupción en gran parte de la contratación y acabar los intereses ocultos indecentes que no dejan gobernar con independencia ni limpiar la política de la suciedad que tanto odia la gente. Los grandes capitales pueden crecer con trasparencia, no necesitan ayudas que afecten a al pueblo ni pactos ocultos cedidos por funcionarios sin rectitud.
Ahí cae el tema de las exenciones tributarias sospechosas. Las exenciones tributarias a los grandes capitales, requieren un gran debate nacional y público, no a escondidas. En Colombia los grandes capitales funcionan como monopolios que capturan y acaparan todo sector que sea rentable, eso no es permitido en las democracias más avanzadas. Se necesitan nuevas economías en el país; seguir solo con lo que tenemos garantiza 100 años más de pobreza y 100 años más de conflictos sociales. La comunidad internacional está severamente preocupada por la maliciosa relación entre los grandes capitales y la democracia. La democracia queda herida de muerte, cuando los grandes capitales tienen todo el espacio para decidir por debajo de la mesa, las medidas económicas y políticas de un país, y así buscar privilegios para ellos y no defender los intereses de la ciudadanía.
La Contraloría General de la Nación (CGN), apoyada en información exacta de la DIAN, realizó un informe en marzo de 2021, antes de la entrada en escena de la fallida reforma tributaria, donde se muestran las cuantiosas exenciones tributarias a los grandes capitales y empresas que hizo la reforma tributaria de 2018. Este informe al parecer fue ignorado conscientemente por el Gobierno. Luego del informe, se radicó la brutal y fallida reforma tributaria.
Según la CGN, el costo fiscal se define como el ingreso que deja de percibir el Gobierno Nacional por concepto de la utilización de las exenciones y gastos tributarios.
En la Reforma Tributaria de 2018, según la CGN, usando datos oficiales de la DIAN, se hicieron exenciones tributarias a las grandes empresas, que en el año 2019 sumaron un valor de $8.72 billones de pesos, esto quiere decir que, en 10 años, el estado estará dejando de recibir más de $87 billones de pesos.
Las exenciones son en su orden. Primero. Sector financiero, $2.4 billones. Segundo. Sector Industria, $1.2 billones. Tercero. Sector Comercio $1 billón. Cuarto. Sector Electricidad y GAS $800.000 millones. Quinto. Construcción $600.000 millones. Sexto. Sector Minas y Canteras $600.000 millones. Séptimo. Sector Educación $300.000 millones. Octavo. Sector Transporte $200.000 millones. Noveno. Sector salud $200.000 millones. Décimo. Otros sectores $1.3 billones.
El estado deja de recibir $8.7 billones cada año por exenciones.
Detallando un poco estas exenciones en el informe de la CGN, se aprende más. Miremos solo cuatro puntos:
UNO. “Rentas exentas: las rentas exentas son ingresos generados de actividades económicas gravables, que producen riqueza e incrementan el patrimonio del contribuyente, y por disposición de la ley se excluyen de la base gravable para determinar el impuesto sobre la renta. De los $12,7 billones de rentas exentas, el sector financiero tiene la mayor participación con el 39%, $5 billones. Le siguen construcción con $1,6 billones y suministro de electricidad y gas con $1,2 billones.
Dos. “Descuentos tributarios: Los descuentos tributarios son instrumentos que utiliza el estado, para reducir el impuesto obtenido una vez aplicada la tarifa de renta a la base gravable del contribuyente. En esta variable se encuentra el sector industria con $964.000 millones, seguido por comercio con $921.000 millones y financiero con $766.000 millones son los tres con mayores descuentos tributarios”
TRES. “Ingresos no constitutivos de renta. Los ingresos no constitutivos de renta, son aquellos no sometidos al impuesto sobre la renta por expresa disposición legal. Al analizar esta variable se encuentra que el sector financiero con $8,3 billones, comercio con $4,8 billones y transporte con $4,6 billones, son los tres sectores con mayores ingresos no constitutivos de renta”
Cuatro. “Otros gastos y deducciones: Las deducciones reducen la base gravable, pero solo un subconjunto de estas constituye gasto tributario al estar asociadas con gastos que no guardan relación de causalidad con la generación de la renta. Al analizar la información por sector económico llaman la atención dos aspectos con respecto a esta variable, el primero es que de los $92 billones que totaliza el rubro, el sector financiero concentra $57 billones, 61% del total. El segundo es que, al calcular la razón entre otros gastos y deducciones y los ingresos brutos, este tipo de gastos representan el 14% en el sector financiero; muy por encima de los valores de los demás sectores”.
Se puede evitar una nueva reforma tributaria, con solo derogar las exenciones tributarias que el gobierno le regaló o entregó a los grandes capitales, en la reforma tributaria de 2018. Pareciera, que el Gobierno y el Congreso de la Republica quisieran que la clase media y los pobres paguen los impuestos de los grandes capitales.
En síntesis, en el excelente informe de la Contraloría General de la Nación, (marzo de 2021), el gobierno, en 2018, eximió de impuestos al sector bancario por $2.4 billones cada año; al gran sector Industrial le dio exenciones por $1.2 billones; y al gran sector del comercio en $1 billón. Y en total, cada año, exime de pagar a las grandes empresas la suma de $8.7 billones de pesos.
Los grandes capitales no necesitan estas donaciones de parte del gobierno, que en esencia, es dinero que se le quita a la clase media y a los pobres. La ANDI ha dicho que quiere pagar los impuestos justos. El País no aguanta el costo fiscal con el que tiene que cargar al dar tantas exenciones a los más poderosos. Pareciera que en el Ministerio de Hacienda y en el Congreso, son los grandes capitales los que dictan la reforma tributaria.
Esa sospechosa relación entre los grandes capitales y la democracia es miseria moral y política miserable. Detrás de la inequidad y la pobreza se esconde un lobo insaciable: el gobierno de los grandes capitales que imponen sus propias reglas al gobierno, sin que nadie defienda al ciudadano. Los ciudadanos jugamos con el gobierno un partido desigual, en el cual el árbitro es el que más goles hace, representando en secreto a los grandes capitales.
No es que nuestra riqueza sea poca, los que si son pocos son los que la acaparan, ese es el significado de la palabra oligarquía. Pocos con casi todo, entonces corregimos nuestra democracia o perecemos.
Fuente: https://elexpediente.co/